domingo, 21 de junio de 2015

¿Podemos cambiar nuestra mente?

Hoy me gustaría presentaros a Walter Riso. Un profesional de la psicología que explica de forma muy clara y contundente cómo funciona nuestra mente y porqué actuamos como actuamos.

Tanto yo como todas las personas que nos dedicamos a ayudar a las personas a recuperar la salud, el equilibrio y la alegría de vivir a través de la terapia psicológica coincidimos con él en que sí, es posible cambiar la mente.


Podemos cambiar nuestra mente porque tenemos:
 a) el don de la razón,
 b) la capacidad de reflexión autodirigida,
 c) la autobservación y 
d) la habilidad de pensar sobre lo que pensamos (metacognición).

Estas cualidades, nos permiten darnos cuenta de los errores que hemos cometido y como evitar que vuelvan a suceder, por lo tanto, a desaprender algo (mal) aprendido. Para desaprender algo lo haremos aprendiendo otra cosa nueva.

Os preguntaréis cómo puedo cambiar mi mente, cómo desaprendo algo que llevo años haciendo (mal) para hacerlo mejor.

Riso no dice que la mente debe hacer 3 cosas esenciales:
  1. Dejar de mentirse a si misma a través del realismo.
  2. Aprender a perder a través de la humildad.
  3. Aprender a discernir cuando se justifica actuar y cuando no: sabiduría.
Según Riso, la mente humana es perezosa, tiende a perpetuarse, se deja llevar por
su parecer y con una alta propensión al autoengaño. En cierto sentido, creamos el mundo y nos encerramos en él. Vivimos enfrascados en un diálogo interno interminable en el que la realidad externa no siempre tiene entrada.


La mente no es un sistema de procesamiento de la información amigable, predecible y fácilmente controlable, como ocurre con muchos ordenadores; nuestro aparato psicológico tiene intencionalidad, motivación, emoción y expectativas de todo tipo. La mente es egocéntrica, busca sobrevivir a toda costa, incluso si el precio es mantenerse en la más absurda irracionalidad.

Anthony de Mello decía que los humanos actuamos como si viviéramos en una piscina llena de mierda hasta el cuello y nuestra preocupación principal se redujera a que nadie levantara olas. Nos resignamos a vivir así, limitados, atrapados, infelices y relativamente satisfechos, porque al menos mantenemos los excrementos en un nivel aceptable. Conformismo puro. La auténtica revolución psicológica sería salir de la piscina, pero algo nos lo impide, el pensamiento que nos prohíbe ser atrevidos y explorar el mundo con más libertad está enquistado en nuestras mentes:”Más vale malo conocido que bueno por conocer”.

En la terapia psicológica, se ofrecen argumentos para contrarrestar esa y otras
 creencias, herramientas que nos ayudan a percibir la realidad en su justa medida y de forma completa, sin sesgos, ya que “lo malo conocido” en realidad no se conoce en su totalidad.

La mayoría de gente mostramos alta resistencia al cambio. Preferimos lo conocido a lo desconocido, puesto que lo nuevo suele generar incomodidad y estrés. Todo crecimiento está vinculado a un grado de sufrimiento. El cambio requiere que desechemos durante un tiempo las señales de seguridad de los antiguos esquemas que nos han acompañado durante años, para adoptar unos nuevos comportamientos para los que no estamos tan familiarizados, ni nos generan tanta confianza.

Las teorías o creencias que hemos elaborado durante toda nuestra vida sobre nosotros, los demás y el mundo, se adhieren a nuestra mente, se mimetizan y las convertimos en verdades absolutas. Le hacemos demasiado caso a la creencias que nos han inculcado desde pequeños. Si toda la vida te han dicho que eres un inútil, es probable que tu mente se crea el cuento y organice una base de datos sólida alrededor de la incompetencia percibida. Entonces, decir:”soy un inútil” es mucho más que una opinión, es una revelación convertida en dogma de fe.”Si mis padres y mis amigos lo dicen, por algo será”. Así nace el paradigma, es decir, la certeza incontrovertible de que soy como me han dicho que soy.

¿Que modifica una creencia irracional? La realidad, se impone de manera
correctiva, los hechos nos muestran de forma irrefutable lo absurdo de algunas de nuestras creencias. Una experiencia vital vale más que mil palabras. Esos argumentos de los que anteriormente hablaba y que se ofrecen durante la terapia psicológica, harán que tengamos esa experiencia vital tan necesaria, la que provocará la modificación de esa creencia irracional que puede estar amargándonos la vida.

El camino es aquietar la mente e inducirla a que se mire a si misma de manera realista. Una mente madura, equilibrada y que aprenda a perder. Una mente humilde, pero no atontada. Una mente abierta al mundo, vigorosa y con los pies en la tierra.

Al menos tres aspectos influyen para que la mente se cierre sobre sí misma y viva en el autoengaño, según Riso,las cuáles las explicaré en los siguientes artículos. De momento creo que con esta introducción tenemos material suficiente para reflexionar sobre nuestra mente, cómo funciona y pensar sobre si W.Riso tiene razón o no.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

No hay comentarios:

Publicar un comentario